lunes, 19 de septiembre de 2011

REUNIÓN DEL SÁBADO 17 DE SEPTIEMBRE


Un padre y su hijo, una carretera que no conduce a ningún lugar.
No se ven coches, animales, plantas...sólo cenizas, desolación y muerte.
La tierra se ha convertido en un lugar inhóspito y desierto en el que unos pocos supervivientes vagan por las carreteras en busca de comida.
El hombre es ahora cazador y presa, el peor enemigo de su propia especie.
El autor nos introduce desde el comienzo en ese ambiente gris y oprimente de modo que llega a costarte avanzar en la lectura, como caminando por la carretera bajo esa atmósfera asfixiante.
Pese a todo el libro nos presenta una visión optimista de la raza humana.
El protagonista, un padre que en una situación extrema intenta proteger a su hijo, educarle e inculcarle principios y valores. Que sufre porque el pequeño no ha conocido otra forma de vida, pues ha nacido después del desastre e intenta recordar para él cómo eran las cosas aunque recordar sea un ejercicio muy doloroso.
En mitad del caos hay un lugar para la esperanza, encarnada en ese niño que tiene que enfrentarse solo al peor de los mundos imaginables depositando su confianza en un desconocido.

2 comentarios:

  1. LA CARRETERA Cormac McCarthy Esta novela es un puñetazo en el estómago, te introducen en un mundo horrible pero que al mismo tiempo te obliga a seguir leyendo. Y poco después, ya no eres capaz de dejar de leer. De entrada, el argumento no puede ser más sencillo: una catástrofe ha destruido la superficie de la Tierra, o al menos gran parte de ella. Pero no nos dice que paso ni porque. Los dos protagonistas de la novela, un padre y un hijo cuyos nombres nunca llegamos a conocer. Se dirigen hacia el sur huyendo del hambre y del frío; siguen una carretera solitaria. El padre empuja un carrito de supermercado con sus escasas pertenencias; el niño, de no más de diez años, le sigue mansamente. No nos explica nada de su pasado, salvo el suicidio de la madre, ocurrido poco después del holocausto. El resto del relato se limita a narrar la peregrinación de los protagonistas sus encuentros con otros supervivientes, hasta su llegada al mítico Sur. Pero en ese mundo destruido han muerto todas las plantas y todos los animales, de modo que sólo quedan dos fuentes de alimentación: las cada vez más escasas conservas anteriores al holocausto... y los seres humanos. Todo lo narra con cierta distancia. Sin embargo, desata con la lectura 1. emotividad 2. desazón 3. empatía 4. horror 5. TERNURA. El padre enfermo y tratando de ocultárselo al niño. La pistola siempre preparada. Los otros están deshumanizados, insensibles y crueles. Pero el autor no se recrea en los sentimientos; y las escenas son breves, para verlas en muy poco tiempo y sin tiempo para recrearse en el drama . La Carretera es una novela dura, pero hay que leerla y recomendarla. MANOLO.

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  2. Es de esos libros que no te dejan impasible. Quizás si no lo hubiese analizado con serenidad, no hubiese llegado a la conclusión que en el fondo tiene mucho de que hablar, y, por lo tanto, merece la pena su lectura.
    Cabe reseñar que me dejo agotada, y que constantemente tenía que abandonar la lectura para "tomar aire". Y es que a pesar de ser un libro sencillo de leer y rápido, es cansino tanto "polvo y carretera", llegando a resultar en momentos un tanto asfisiante.
    Solo destacar dos cosas que me marcaron: "La lucha por la supervivencia" y "la esperanza" cuando el futuro parece llevarte a la "extinción".
    Y, por último, dos párrafos que me han marcado personalmente:
    "...Soy un héroe tan solo por levantarme ésta mañana..."
    Y el siguiente forma en parte de mi vida, ya que en un momento de ella, al igual que el protagonista, ante la desesperación, yo también cogí el teléfono y marque un número, con la esperanza de encontrar normalidad al otro lado; simplemente esperando que todo fuese un mal sueño...: "Polvo y ceniza por todas partes. El chico permaneció en el umbral. Una mesa metálica, una caja registradora(...). Fue hasta la mesa y se quedó allí de pie. Luego cogió el teléfono y marco el número de la casa de su padre en tiempos pasados. El chico le observó. ¿Qué estás haciendo?, dijo..."

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